jueves, 15 de octubre de 2009

Duele

El humo sube. Llega al techo debilitado. Anémico. Mi vaso transpira. Levanto mi whisky del brazo del sillón. Lo miro a trasluz. Lo miro más tiempo del que un cuerdo lo miraría. Me pongo de pie. Apago las luces. Pongo a Bach. Subo el volúmen. Más. Mucho más de lo recomendable. Le doy otra pitada al cigarrillo. El tabaco se consume, iluminando parcialmente mi cara. La música crece. La tensión en el aire la siento en el pecho. Creo que voy a vomitar. Le doy un trago al vaso. Retengo el whisky en mi boca. Lo escupo. Grito. Arrojo el vaso contra la pared. Pienso en que jamás imaginé romper un vaso contra una pared. Situaciones extremas. Todo lo siento esteriotipado. Todo está visto. En ese momento entrás. Prendés las luces. Ves toda la basura. Todo el desorden. No decis nada. Te vas al cuarto. Te desvestís. Puedo saberte desnuda simplemente oyendo cada prenda rozar tu cuerpo. Bach sigue imperturbable. Tomo otro trago de whisky. Vuelvo a pitar el cigarrillo. Todo está visto. Mil veces repetido. Ya ni sé si duele. Ni siquiera sé si importa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanto! :)

Juan Manuel dijo...

¡Me alegro!

Saludos.