…y hoy me encuentro entre estas cuatro paredes. Supuestamente para recuperarme. Un indicio más de que el loco no soy yo sino ellos.
Pero no voy a desesperar. No voy a dejar que cambien mi realidad. Mi realidad que marca las horas mucho mejor que todos los relojes. Que todos esos relojes que solo sirven para generar desencuentros. O acaso, ¿alguien puede negar que no existe tal cosa como el desencuentro al cruzarse fortuitamente con un amigo en la calle? En una de esas mini charlas callejeras que jamás fueron pautadas por el reloj. Allí no existe ni desencuentro ni relojes.
No hay caso. Ellos siguen con su postura. Yo con la mía. Hace unos días tuve una charla con el director de este lugar. Al ver unas tijeras en su escritorio, comenté que aquel me parecía uno de los objetos que mayor unión puede crear. Recordé para mis adentros como, en la primaría, mi madre me ayudaba a recortar las figuritas de los próceres para pegar en el cuaderno. Recordé como su mano guiaba la mía a través de la silueta de un San Martín, de un Cabral. ¡Qué cerca de mi madre me sentía en esos momentos! Y sin embargo, para mi sorpresa, el director denegó una vez más mi alta médica.
No encuentro consuelo alguno aquí dentro. Ya no se me permite siquiera pasear por el parque, ya que algunos empleados se han quejado de que mancho el uniforme con tierra. “Manchar con tierra”. Me parece algo tan absurdo que no entra en mi cabeza como la tierra puede manchar. Si acaso, ¿no hay mejor limpieza de espíritu que oler tierra fresca? ¿Oler esa tierra casi líquida?
Sin duda no saldré de aquí pronto. No mientras no entiendan que mi sol es aquel que está adentro mío. Que mi sol es oscuro. Frío. Mi sol es pena. Mi sol es lo que me empuja a ver las cosas de manera diferente al resto. Mi sol es aquel que me dice que no existe el amor entre los seres vivos. Y que aquel motor que todos llaman amor. Aquel intento humano de alcanzar la felicidad. No es más que la raíz de todos los sufrimientos. Sin ir más lejos, aquellos que dicen amarme, son aquellos que firmaron para entregarme a esta estadía indeterminada en el reino donde los locos son cuerdos.
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